miércoles, 1 de abril de 2020

Próximo estreno: LUMINIKA. ¿Quieres leer el prólogo?

Nuevos proyectos, nuevas historias...

He estado emocionalmente muy afectada por el COVIR19, ese mal bicho que se está expandiendo por el planeta y llevándose a mucha gente buena por el camino. Hacer soporte telefónico a las familias con pacientes ingresados en nuestros hospitales es un trabajo emocionalmente muy duro e intenso. No me he visto capaz de corregir una sola página durante dos semanas y la ilusión por escribir simplemente había desaparecido. Finalmente puedo decir que temporalmente. Lucharemos. Juntos lo venceremos. O al menos lo pasaremos, dando el máximo soporte posible a nuestros enfermos y a las familias que están sufriendo este infierno. El no saber. La soledad. Por vosotros, más que nunca, hemos de seguir adelante. 

Los que conocéis mis obras ya sabéis que soy fanática de los finales felices. El coronavirus es la antítesis de esa forma de vida, de esa ilusión y de esa esperanza que tiñe mis libros y también es mi filosofía de vida. Se feliz. Incluso en las situaciones más difíciles. Incluso si hemos de enfrentar una pérdida. Se feliz. Inspira y deja ir. Quédate con todo lo bueno. Los recuerdos. Las risas. Y sigue luchando porque quedan muchos más que te necesitan. Incluso si aún no lo sabes. 

¿Qué os traigo de nuevo?

LUMINIKA (Cazadores Oscuros II)

Cerrada y en proceso de corrección. La encontraréis disponible en Amazon a mediados de abril. La podéis reservar en formado Kindle a través del sistema preventa. ¿Sinopsis? ¡Pues lo cierto es que aún no la tengo cuadrada así que a modo de introducción os regalo a continuación el prólogo!

¿Y después? 
Tengo dos proyectos en mente. O la continuación de Dando la Nota entrando con la historia de Musa o la última parte de la trilogía Lobos de Dóen un libro que hace mucho tiempo tengo en mente y siempre voy posponiendo. ¿Os atrevéis a votar? 

https://forms.gle/KNp1DEBMSv7f53We7

¡Vota directamente desde aquí!













Prólogo

No estaban preparados. Para nada. Era imposible que esos jóvenes cazadores pudieran asumir lo que sucedería en los próximos meses. O tal vez fuera en los próximos años. Esa era mi única esperanza. Que tuviéramos el tiempo suficiente para entrenarlos. Para que tuvieran alguna posibilidad de sobrevivir. Porque no estábamos preparados para plantarle cara a un nuevo alzamiento. Logan y yo lo sabíamos. Y quiero pensar que John también era consciente de eso, de alguna forma. Incluso si no había participado personalmente en el último alzamiento había ofrecido a la mayor parte de sus hombres. Buenos cazadores. La familia de John nunca había sido de las más grandes ni de las más poderosas, bélicamente hablando. Supongo que en parte porque John nunca ha tenido interés en destacar en ese aspecto. Era su presencia, o quizás sería más correcto decir los conocimientos que John atesoraba, lo que le daba ese poder político dentro de nuestra extraña y un tanto caótica jerarquía. Era el más viejo de nosotros, probablemente. Y el más atípico de los cazadores. Sospechaba que disfrutaba con esa doble personalidad suya, la del sabio cazador al que todos acudíamos en algún momento de nuestras vidas y la del chico despreocupado y alegre que no se parecía para nada a lo que esperabas encontrar detrás de su título. Su aspecto no ayudaba. Llevaba una camiseta de un grupo de música moderno con un estampado de calaveras y los pantalones medio rotos a nivel de las rodillas. Desde luego parecía más un muchacho un tanto descuidado que no llegaría a los veinte que no el verdadero cazador que había en él.
Muchos habíamos dado por supuesto que el viejo no era un gran luchador. Tenía muchas otras cualidades. Algo así como defectos. Entre ellos lo de ser capaz de hablar varias horas seguidas de temas que a nadie le interesaban lo más mínimo. Contra todo pronóstico, John sabía luchar. Había estado a mi lado luchando para proteger a la chica de Logan. Incluso siendo él todo lo rarito que era no podía negar que me había sorprendido gratamente. Pese a su aspecto y su carácter había demostrado ser un verdadero cazador cuando los demonios del silencio habían intentado llegar hasta ella. Elena. Elektrika. La mística. Lo que fuera. Hace algunos siglos luché junto a Jason, uno de los hermanos del viejo. Es un guerrero extraordinario. Siempre pensé que estaba infravalorado, a la sombra del viejo. Ahora empiezo a aceptar que John no es tan inútil como puede aparentar y que su máxima prioridad ha sido sobrevivir. Jason y Tim son dos escoltas formidables pero no negaré que John sabe defenderse solo. Diría, como buen cazador, que eso de priorizar la supervivencia de uno es ciertamente cobarde. Pero John tenía sus motivos. Estaba esperando que el mundo cambiara y que nuestra sociedad fuera capaz de aceptar los errores que habíamos hecho en el pasado. Que volveríamos a fortalecernos con la sangre de las místicas que despertarían a nuestro lado para prepararnos para el nuevo alzamiento. Mal augurio, en serio. Esa era la misión de John. Hijo de una mística capaz de ver el futuro. Incluso ahora me cuesta creerme eso en concreto. No podía negar que al menos John había conseguido su objetivo.

Solo habían sobrevivido tres Smith al alzamiento que sufrimos durante el siglo XVIII. John, Jason y Tim. ¿Cuántos años tenía John? Nadie lo sabía con certeza. Tal vez ni siquiera él. Las místicas habían desaparecido prácticamente hacía unos cinco siglos aunque las últimas cayeron en el último alzamiento. Para aquel entonces ya era raro encontrar alguna. Pensar que nosotros, los cazadores, de alguna forma habíamos participado en su extinción hacía que se me hiciera un nudo en el estómago. John nos había hablado de aquello. Del vínculo que ha de generarse entre un cazador y una mujer humana, una descendiente de aquel primer cazador que se vinculó a un ángel. Un vínculo basado en amor pero expresado en forma de sangre y sexo. El hecho de que algunas familias de cazadores hubieran malinterpretado aquel vínculo sagrado para su propio beneficio me cabreaba especialmente. Porque nos había jodido a todos, especialmente a los propios cazadores. John nos había explicado que varias familias habían empezado a abusar de las mujeres que pertenecían al linaje del que procedía una mística, violando a hermanas, primas y hermanas sin consideración alguna durante décadas. Cualquier acto estaba justificado con tal de fortalecer sus linajes con esas criaturas mágicas, portadoras de la esencia de nuestro poder. Fueron ellas las que en un intento desesperado de parar esas atrocidades sobre sus propias familias empezaron a crear falsas historias. Falsos rituales. Rumores. Mientras las luchas entre las propias familias de cazadores nos debilitaban al mismo tiempo. Fue entonces cuando se creó nuestro ya finito Consejo. Las primeras leyes legitimadas para todas las familias cuya principal finalidad era frenar esas guerras entre familias hermanas de cazadores. Logan había estado sufriendo por una de esas leyes. Una que visto en perspectiva probablemente intentaba proteger a las místicas de nuestra sed. Estaba prohibido cualquier tipo de relación física entre un cazador y una mística. Una forma de hacer que los cazadores olvidaran, de alguna forma, la forma en que la magia despertaba en ellas. Y con eso nos debilitamos considerablemente. Sin magia. ¿Cuántos hermanos habrían sobrevivido si ellas hubieran estado entre nuestras filas en el último alzamiento? Cientos, posiblemente. Venían rostros a mi mente. Reflejos de aquellos tiempos, de aquellas guerras. En aquel entonces yo ya no era joven. Habría vivido ya entre cazadores varios siglos. Pero incluso con eso, mi mente aún era frágil para toda la desesperación, el caos y la muerte que me vi obligado a presenciar. Los pocos que sobrevivimos aquello no lo olvidamos. Y la mera insinuación de que algo así vuelva a suceder me hace ser consciente de nuestra realidad. No podremos pararla como hicimos siglos atrás. La humanidad está condenada.
John parecía interesado en algo que le estaba explicando Jason. Los dos hermanos de John eran por lo menos de nuestra época. Siempre había visto a ambos al lado de John aunque sospecho que Tim es algo más joven que Jason. O tal vez sea que Jason es un poco yo, arisco y generalmente cortante, algo que suele ser relativamente habitual en los cazadores que ya han visto demasiadas cosas. Supongo que por eso nos llevamos bien. Ambos me habían parecido cazadores altamente cualificados que tenían la extraña capacidad de mantener la cabeza fría en cualquier situación. Algo que supongo es imprescindible viviendo con John. Había deseado decapitarlo algo así como una decena de veces en el poco tiempo que llevábamos bajo el mismo tejado. Mi único consuelo es que era consciente de que Logan lo llevaba casi peor que yo. Y eso que ahora era nuestro hermano. Nuestra familia. Igual que el resto de los Smith. Se habían unido a nosotros amparándose en nuestro apellido a través de un ritual de sangre para formar parte de una única gran familia dirigida por mi hermano, mi amigo, Logan. De él y de su pareja. Elena. Elektrika. Una mística. Incluso ahora me costaba hacerme a la idea de aquello. Era una chispa de esperanza aunque no podía negar que sentía cierta lástima por Logan. Las supervivencia media de una mística no es muy larga. Los dumas son capaces de sentirlas y suelen ser el objetivo, recurrente, de sus ataques. Incluso si su magia nos daba una clarísima ventaja sobre ellos, el hecho de que Elena fuera una mística era una auténtica mierda para Logan. Porque él albergaba sentimientos muy profundos e intensos por ella. Y sabe que ella corría peligro. Que no seríamos capaces de mantenerla a salvo de forma indefinida… eso le carcomía por dentro. Moriríamos para salvarla. Al menos le quedaba eso. Saber que jamás la perdería en vida. Logan moriría antes de que cualquier posible amenaza llegara a Elena. Y yo estaría a su lado. Pero no podía evitar sentir lástima por él, al ver ese sufrimiento en su ceño fruncido y en su mirada fría cuando John insistía, erre que erre, en prepararnos para el nuevo alzamiento.
Frente a Logan estaba Albus Williams. El jefe de la familia que teóricamente controlaba Londres mientras el viejo, John, se dedicaba a jugar con sus cachivaches tecnológicos. No negaré la utilidad de alguno de ellos… si él no está cerca. Albus no había vuelto a sonreír desde el ataque que habíamos vivido. Había perdido a la mitad de sus chicos. Era una familia demasiado joven. Albus tendría ya unos cuatro siglos y vivió el alzamiento pero no luchó en él. Era apenas un cachorro acabado de iniciar al que dejaron en su base para cuidar a los más jóvenes. El alzamiento fue duro con los Williams más ancianos. Albus se encontró teniendo que sacar adelante a su familia con menos de un siglo de edad. Una familia que había crecido en los últimos siglos mientras se asentaban de forma definitiva en Londres intentando mantenerla más o menos controlada. Ahora solo quedaban cuatro de ellos. Incluso siendo algunos de ellos relativamente ancianos no había recibido una formación de cazadores más experimentados y esa diferencia era algo obvio a simple vista. No podía esperarse que formara una familia de guerreros fuertes y hábiles cuando él mismo estaba en pleno proceso de formación. Albus era algo más mayor que Iker, y aunque no negaré que Iker era una joya en bruto, aún era joven. Un tanto impulsivo. Y a veces se perdía en la lucha dejando de sondear a su alrededor. Lo que podía volverlo vulnerable a un ataque de un duma que justo se materializase a su espalda mientras sus sentidos estaban únicamente atentos a lo que sucedía frente a él y no a su alrededor. Como había sido el caso, de hecho. Pero incluso con eso su forma de luchar superaba con creces al más anciano de los Williams. Iker había hecho un error frecuente en un cazador joven, incluso si él era consciente de que debía evitar ese tipo de errores. Pero podía entender que lo que habíamos vivido había sido lo más parecido al caos que hubiera vivido nunca. No es fácil luchar y seguir sondeando al mismo tiempo. Detectar los que pueden volverse corpóreos en uno de tus puntos ciego mientras combates contra uno o varios de ellos. Al menos él había sobrevivido. El chico le había salvado y con ello se había ganado la aceptación de Logan. Los cascos de John tal vez cambiarían el curso de nuestra historia, no lo negaré. Podían ser una ayuda increíble para un cazador joven. Les daría una oportunidad de sobrevivir.  John solo tenía algunos prototipos pero Logan había dado órdenes de fabricar al menos un centenar de ellos para la satisfacción del viejo. Eso de que valoraran las horas de trabajo que supongo que había invertido en crear algo como eso. Pero durante el ataque de la semana pasada Albus Williams y sus chicos no habían dispuesto de esa tecnología. Hicieron el mejor papel que eran capaces de hacer y nos ayudaron a aguantar. Aunque la mitad de ellos cayeron. Demasiados. Pero podríamos haber caído todos, de hecho.
Culpaba un poco a John de aquella masacre, no lo negaré. Él o cualquiera de sus hermanos habrían podido adiestrar a aquella familia vecina. De alguna forma. Supongo que la mayor parte de jefes de familia no estarían especialmente dispuestos a que el viejo metiera la nariz en sus cosas, pero Tim o Jason podrían haber encontrado una fórmula para entrenarles sin restarle su autoridad. Patrullando con ellos o quizás adiestrándoles en el propio campo de batalla. Lo que fuera. Especialmente sabiendo que vendría el caos. Porque John lo sabía. Supongo que no tenía mucho sentido seguir dándole vueltas. Nadie nos devolvería los cazadores caídos. Ahora solo podíamos ayudarles preparándolos para lo que nos esperaba. Especialmente desde que Logan les había ofrecido formar parte de nuestra familia, más por la presión de John que no otra cosa. El viejo puede ser muy insistente. Albus Williams había decidido darse un tiempo antes de aceptar una proposición como aquella. Es un cazador sensato, no puedo negarle eso. Aunque todos sabemos, Albus incluido, que van a hacerlo. No tanto por el carisma de Logan o las habilidades sociales de John, eso está claro. La sangre de Logan está impregnada de Elena. Nuestra hermana. Nuestra primera dama. Todos los que hemos bebido de Logan disponemos de esa magia en nuestras armas invocadas y no negaré que poder paralizar a un duma con su magia, aunque sea durante unos segundos, es una mejora que puede salvar más de una vida. Solo con eso, creo que cualquier familia desearía unirse a nuestras filas. Y Albus Williams ha visto esa magia en acción. Aceptar la autoridad de Logan puede sentarle como una patada en el culo a cualquier jefe de familia pero es difícil negarles a los tuyos esa magia sabiendo que va a volver a haber un alzamiento. Aunque siendo realistas incluso con eso, estamos jodidos.

Miré a Elena. Estaba sentada sobre el reposabrazos de Logan mientras él la tenía firmemente rodeada con su brazo con un gesto posesivo. Era divertido ver como ella hacía lo que le daba la santa gana con él. Y no por lo de ser mística. Era mucho más por el hecho de ser Elena. Esa mujer era un torbellino igual que las mujeres que solía frecuentar a las que llamaba sus bandidas. Quizás el mundo estaba preparado para mujeres así. Nosotros no tanto. Habíamos estado en este mundo muchos siglos y aunque nos adaptábamos con facilidad a los cambios que había habido, no dejábamos de ser las mismas personas que despertaron como cazadores siglos atrás. Místicas y cazadores. Jamás hubiera pensado en algo así. John aseguraba que Elena sería la primera de una nueva generación. Sonreí. Solo imaginarme a unas cuantas Elenas corriendo por nuestro refugio era un aliciente para salir a patrullar de forma voluntaria cada noche de aquí en adelante. Recordé aquella noche en la que algunas de sus amigas se quedaron en el cuartel. Desde luego, eran muy diferentes a las mujeres que recordaba de mi pasado. Y mucho más ruidosas.
Volví la atención en dirección a John. Estaba instando a Logan a buscar el apoyo de más familias pero tanto él como yo éramos conscientes de que por muchas familias que incorporáramos entre nuestras filas, si su entrenamiento era mediocre, los iríamos perdiendo por el camino. Más cazadores implicaba más responsabilidades. Y solo con los Williams ya tendríamos trabajo de sobra. Nicholas estaba abajo entrenando con los Williams que estaban ya en condiciones mientras el resto de los supervivientes aún estaban recuperándose. Iker estaba tirado en el sofá con unos cuantos vendajes. Le había ido de muy poco pero había salido adelante. Esta vez. Incluso siendo un gran guerrero, para lo joven que era, un duma lo había cogido desprevenido. Sus heridas curaban a buen ritmo y después de casi una semana ya estaba fuera de peligro. Aunque al principio no teníamos claro que no lo fuéramos a perder.
-Escuchad. -dijo Iker desde el sofá en el que estaba descansando mientras subía el volumen de la televisión.
-Los científicos estudian el curioso fenómeno atmosférico vivido en Londres el día doce. -decía una reportera en la televisión y su primer plano desapareció para mostrar la negra noche iluminada por azules rayos zigzagueantes que iluminaban buena parte de la ciudad con su paso. Miré a Elena. Su rostro había palidecido un poco pero hacía una mueca suya de esas impersonales. Le miré con una sonrisa maliciosa en el rostro.
-Vaya, por lo visto eres un fenómeno. -le dije. Sus ojos se entrecerraron ligeramente mientras me miraba con expresión entre enfadada y retadora.
-Siempre tan majo. -me contestó ella con una sonrisa forzada mientras Logan intentaba contener una risa baja.
-Está claro que allí donde va Elena los dumas pueden sentirlo. -dijo John, creo que por quinta vez. El viejo era un pesado y podía conseguir lo que quisiera por insistencia. Su perseverancia podía crear un aburrimiento casi soporífero en la gente que le rodeaba por lo que acababa cediendo en cualquier ridiculez que John apoyara. -No es prudente sacarla de la base. O de vuestro búnker.
-Excepto que queramos dejar limpia una área. -dijo Jason con una mirada oscura pero un punto de diversión en sus pupilas. Creo que se lo había pasado bien jugándose el cuello. Puedo entenderle. Cuando eres tan viejo algo así te hace volver a sentir un poco más vivo. Logan y yo no éramos muy diferentes a él. Aunque supongo que Logan había cambiado desde que Elena había aparecido en su vida. Al menos él tenía un motivo para seguir viviendo.
-Mientras seamos pocos debemos intentar mantenernos juntos. -dijo Logan. -Es la única forma para intentar contener ese tipo de ofensivas. Especialmente cuando hay tantos cachorros. No podemos exponerlos más de lo necesario hasta que estén capacitados.
-Pero hemos de contactar con otras familias. -le dijo John con mirada firme. Otra vez. -Hemos de crear una red que nos permita movilizarnos en bloque cada vez que haya una avanzadilla en un lugar. Las mejoras en las comunicaciones y los transportes están de nuestra parte esta vez. Por pocos que seamos podemos plantarnos en la otra punta del mundo en apenas unas horas. Todos.
-Quizás sería mejor que empezáramos pensando en las familias locales y no tan globalmente. -dijo Logan haciendo una mueca.
-Podríamos empezar con las familias europeas. -concedió John.
- ¿Y si empezamos por las de aquí? -dijo Logan mirándome en busca de apoyo. Dos contra el viejo no era una certeza de victoria, pero algo era algo.
-Hablaste de que mantenías contacto con alguna familia de Escocia. -intervine con gesto solemne. Los ojos de Logan brillaron ante aquella posibilidad.
-Tú y Jason podríais hacer de intermediarios. -dijo finalmente Logan, mirando al viejo y luego centrando su mirada sobre Jason. Si bien el papel del viejo le confería un cierto peso en nuestra sociedad, no muchos se creerían que fuera él ese famoso erudito. Jason al menos aparentaba ser lo que era. Tenía más posibilidades de crear aliados Jason que John, probablemente. Al menos yo me entendería mucho mejor con él que con el viejo. Admito que me había sorprendido gratamente cuando había luchado a mi lado. Aunque su arma invocada fuera un bastón. ¿Un bastón? Hasta en eso el viejo era raro. No podía quejarme porque lo manejaba de una forma que era acorde a su verdadera edad y los pequeños filos anclados en sus extremos eran letales. Aunque era una arma mucho menos impresionante que mi viejo mandoble. Admito que era un compañero de armas formidable. Incluso siendo… él. -Id al norte, intentar contactar con las familias de la zona. Crea esa red de influencias que necesitamos. Si no se unen a nosotros, al menos advertirles del peligro que nos acecha.
-Se unirán, más pronto o más tarde. -dijo John encogiéndose de hombros con una de esas sonrisas que me hacía pensar que todo esto a él no le venía para nada nuevo. Logan y yo nos cruzamos una mirada cargada de significado. Tener al viejo unos días haciendo esa sagrada misión suya nos dejaría respirar tranquilos aunque fuera temporalmente. Era una gran idea que ya deberíamos haber propuesto antes, él parecía ansioso y nosotros agradeceríamos tener un poco de paz en esa casa. La mirada de John se quedó fija en Elena y la mía se desplazó también hasta ella. Se estaba mordiendo el labio como si algo le preocupara. - ¿En qué estás pensando?
-Nada. -dijo ella. Logan alzó una ceja interrogante y tras hacer una mueca, Elena añadió. -Nada. Es que Anthony y John parecen hacer un buen equipo.
-Yo no diría tanto. -dije haciendo una mueca y tanto Logan como Jason empezaron a reír por lo bajo.
-Quizás sería buena idea que fueran ellos dos juntos. -dijo ella finalmente con una sonrisa de oreja a oreja en la cara mientras me miraba con gesto vencedor. Bruja.
-Sería una forma de estrechar lazos. -dijo Jason mirándome con gesto claramente divertido mientras John parecía meditar las palabras de Elena con gesto serio. Pensativo. Ni loco.
-Un lazo es lo que estrecharé yo en tu cuello. -le contesté a Jason haciendo una mueca horrorizado por esa descabellada idea. Una franca sonrisa apareció en el rostro de Jason. Me conocía lo suficiente como para saber que la forma de ser de John me ponía de los nervios.
-Presente. -dijo John mientras empezaba a hacer un gesto afirmativo con la cabeza, como si esa idea empezara a tomar raíces. Mala cosa.
-Tu chica siempre me ha tenido manía. -le dije a Logan haciendo una mueca.
-Posiblemente eres el único al que respeta un poco. -admitió Logan con una sonrisa tierna mientras la miraba con adoración. Si no me estuviera jugando pasar los próximos días a solas con John me hubiera hecho gracia esa expresión suya bobalicona. Al menos Logan no me dejó tirado. Era un buen hermano, después de todo. -Aunque supongo que John y Jason se sentirán más cómodos juntos.
-Exacto. -respondí mirando a Elena con gesto triunfal.
-Presente. -repitió John con una sonrisa en la cara. -Yo no menospreciaría esa aportación de Elektrika. Si ella de alguna forma ha sentido que debemos ir nosotros dos, tal vez haya un motivo.
- ¿No hablarás en serio? -le dije a John elevando una ceja y Logan se quedó callado unos segundos mirando a John y luego su mirada se desplazó a Elena que hizo una mueca mientras se encogía de hombros. No tengo claro si estaba arrepentida o estaba disfrutando de la condena a la que me acababa de sentenciar.
-De acuerdo. -dijo Logan. -Te acompañará Anthony.
-Genial. -dije con un tono de voz irónico y pude ver como Elena intentaba contentar la risa.
-Haz que nuestra familia crezca. -me dijo Logan y en sus ojos había esa confianza ciega que compartíamos desde hacía años. De acuerdo. Lo haría. Por Logan. En sus labios una pequeña sonrisa apareció antes de añadir. -Si te sirve de consuelo, creo que las amigas de Elena van a venir a pasar unos días a Londres.
No, no era un gran consuelo, me dije mientras miraba a John cuyo rostro estaba resplandeciente ante la idea de ir a buscar cazadores para ampliar nuestra familia. Parecía que era lo único que le interesaba, realmente. Es de esos que cuando se le mete una idea entre ceja y ceja no hay quien lo saque de allí. La voz de Jason me hizo volver la atención en su dirección.
-Es una gran idea. -me dijo con una sonrisa en el rostro, claramente divertido con mi incomodidad. Le miré, odiándole un poco. Pero quien ríe el último, ríe mejor. Sonreí.
-Supongo que en tal caso tú deberás continuar con el entrenamiento de Elena en el combate. -le dije y sonreí abiertamente al observar acentuarse la palidez en su rostro mientras Logan parecía disimular suaves carcajadas.
- ¡Qué gran idea! -dijo Elena incorporándose con una sonrisa enorme en el rostro, claramente divertida. Creo que no era consciente de la sutil ironía que había plasmada en mis palabras. No podía negar que estaba entusiasmada con eso de combatir. Algo que no estaría mal si a Logan no le empezara a palpitar la vena cada vez que la veía entrar en la sala de entrenamiento. Su mirada me buscó y añadió con malicia. -Anthony no era un gran maestro, en cualquier caso.
-Déjame que lo dude. -dijo Jason mirando a Elena con gesto duro. Estaba claro que consideraba peor a la alumna que no al maestro. Estaba bien que le reconocieran a uno los méritos, al menos.
-No estoy acostumbrado a entrenar a alguien sin patearle el culo en el proceso. -le contesté a Elena mientras me encogía de hombros y John nos miraba divertido. Él me había visto entrenar a los Williams estos días. Todas las veces que alguno de ellos había acabado por el suelo era un aprendizaje. Mejor que lo tumbara yo cien veces que no una única vez un duma.
-Yo tampoco. -dijo Jason mirando a Logan con gesto cauto. La mirada de Logan era clara. No hacía falta interpretaciones. Ya podía buscarse la vida para enseñarle algo a ese culo inquieto sin que acabara lleno de cardenales o tendría que responder ante él. Mala suerte majo. Quizás lo de ir con John tampoco era la peor de las opciones. Había cosas aún peores, me dije mientras miraba a Elena y esa mirada llena de determinación.
-Tendrás que innovar. -le dije a Jason con mirada divertida y Elena sonrió mientras Logan reía por lo bajo.
-Tengo ganas de empezar esta misión. -me dijo John mientras me golpeaba el hombro como si de repente fuéramos compañeros de aventuras. El viejo y yo. ¿En serio? ¿Dónde estaba la cámara oculta? Tenía el rostro ligeramente sonrojado y la emoción patente en su mirada. Parecía un crío. ¿Qué pinta tendría yo viajando con alguien como él? Acostumbrado a estar siempre con mis hermanos, tener a alguien que no aparentaba los dieciocho se me hacía un poco extraño. No pasaría tampoco por mi hijo. Los siglos habían pasado para ambos pero yo también seguía congelado en el tiempo. Mi aspecto se había endurecido por las muertes que había presenciado a lo largo de los años, por las batallas libradas y por la soledad que se había instalado en mi alma. Pero físicamente seguía teniendo treinta y pocos. No podría definir el poco. En la época de la que vengo los aniversarios no se celebraban. Nos preocupábamos por sobrevivir, día tras día. Y con un poco de suerte llevar un plato de comida a los nuestros. Poco más. Alejé aquellos pensamientos cuando John se decidió volverá tomar la palabra. -Hace mucho que no voy de viaje, podríamos empezar por los MacBean de Inverness y de allí ir visitando al resto de familias.
-Tengo la maleta sin abrir. -le contesté a John sin mostrarme partícipe de su emoción. Mi frialdad no le importó. Él pasaba de todo y de todos. Por norma general, no es que fuera algo en contra mío. Se alejó de allí con paso alegre. Era el más viejo de nosotros pero a veces no podía evitar verlo como a un crío. Yo y el resto de nosotros, supongo. Me levanté de la mesa y Logan estiró uno de sus brazos para cruzarlo con el mío. Un reconocimiento entre hermanos. Entre dos viejos amigos. Hice una mueca antes de hacer un gesto afirmativo. Durante muchos siglos habíamos llevado la familia entre los dos y ese silencioso pacto entre nosotros había estado bien. Después de lo de Elena supe que debería ser un ejemplo más a seguir si nuestro destino era crear una única familia, liderada por Logan y la magia de Elena que en él vivía. Había aceptado su liderazgo bebiendo de él. Pero incluso con eso, sabía que para Logan yo siempre seguiría siendo su igual.
-Voy a ver cómo sigue el chico. -dijo Iker levantándose con ayuda de una muleta.
Se sentía en deuda con él. No en vano, todos éramos conscientes de que le había salvado la vida. Matando al duma que había conseguido llegar hasta él y lo dejó al borde de la muerte. Tan solo unos segundos más y hubiera acabado lo que había empezado pero el humano no había dudado en asestarle un golpe certero decapitándolo justo en ese momento. Incluso sabiendo, siendo consciente, de lo que eso podía suponerle. Una muerte lenta y dolorosa. Supongo que si había seguido con nosotros era porque estaba dispuesto a asumir ese riesgo. Tenía el espíritu de un guerrero. Y todos esperábamos que también sangre de uno de ellos. Logan lo había tomado bajo su protección y le había dado su sangre para darle la posibilidad de salir adelante. Cuando un humano mata a un duma solo la sangre de un cazador puede despertar la magia presente en los descendientes de aquel primer cazador. La magia que nos hacía hermanos a cazadores y místicas. Nunca nos habíamos planteado que tuviéramos un origen común. Ni el por qué algunos humanos enloquecían y morían tras matar a un duma pese a beber de la sangre del cazador y otros, como nosotros, experimentábamos el cambio. John había dado luz a todo lo que sabíamos de nuestra herencia, de nuestro despertar. Incluso si la vida que le esperaba era una auténtica mierda, el chico se merecía vivir. Pero no había garantías.
Miré a Logan. Su rostro se oscureció ligeramente al ver el cambio en la expresión de Elena. La cogió con suavidad por la cintura para intentar darle su apoyo incondicional. Para ella no era un chico cualquiera. Había sido su amigo, su antigua pareja. Había entrado en nuestro mundo cuando Elena fue sorprendida por primera vez por un grupo de dumas y Logan se vio obligado a interferir. No puedo negar el mérito que tenía el chico. Todos habíamos dado por sentado que ese ataque estaba dirigido hacia él. Para captarlo. Solo él había dudado de aquello y había argumentado que Elena podía ser su objetivo. Era inteligente. Y muy observador. Aprendía rápido. Después de tenerlo por el cuartel durante las últimas semanas le habíamos cogido aprecio. Incluso Logan, pese a que a veces los celos le podían. Todos esperábamos que despertara como uno de nosotros. Asumir esa aura demoniaca, superada aquella primera vez en el que nuestro cuerpo sufría el cambio, se volvía algo natural para nosotros. Nuestro poder y el motivo de nuestra longevidad vienen condicionados por esa esencia. Supongo que es una forma de asegurar que sigamos haciendo nuestro trabajo. Matar demonios, básicamente. Sin esa esencia con el tiempo envejeceríamos y nuestras habilidades irían mermando. O eso se nos ha enseñado. Algún día hablaré con John de todo esto. Si alguien tiene que saber qué hay de verdad en eso y qué no, tiene que ser él. Ahora el chico estaba en manos de la suerte. A su favor diría que seguía vivo. Había visto otras transformaciones antes. Nicholas tardó algo más de diez días en empezar a remontar. Cada día que pasaba se acercaba más a convertirse en uno de nosotros. Aunque aún no podíamos confiarnos.